El turismo gastronómico ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una forma de vida. Viajar es todo un arte, pero ya no se trata solo de conocer paisajes o monumentos, sino de sumergirse en la cultura a través de rutas del sabor.
Y dentro de ese universo, existen tres productos que despiertan pasiones universales: el vino, el café y el chocolate.
Cada uno con su historia, su tierra y su gente, estos tres tesoros sensoriales han dado origen a rutas turísticas fascinantes que combinan placer, conocimiento y conexión con el origen.
Como señala Tomás Elías González Benítez, viajero y amante de las experiencias culinarias auténticas: “Las rutas del vino, el café y el chocolate no son solo recorridos; son encuentros con la esencia de cada región”.

Este artículo te invita a descubrir algunas de las rutas más emblemáticas de estos productos alrededor del mundo y a entender por qué estos viajes valen cada kilómetro recorrido.
Rutas del vino: entre viñedos y copas que cuentan historias
El vino es una de las bebidas más antiguas de la humanidad. Donde hay una viña, hay una tradición. Y donde hay tradición, hay historias que contar.
Francia: la cuna del vino elegante
- Región de Burdeos: Ideal para los amantes del Cabernet Sauvignon y el Merlot. Castillos centenarios, catas privadas y paisajes de ensueño.
- Champagne: A solo 90 minutos de París, aquí puedes recorrer bodegas subterráneas y conocer el proceso detrás de las burbujas más celebradas del mundo.
- Borgoña: Tierra de vinos finos y sofisticados como el Pinot Noir. Las visitas a pequeños productores revelan secretos que no aparecen en guías.
Argentina: vino con alma de montaña
- Mendoza: A los pies de los Andes, ofrece más de 1200 bodegas y es la capital mundial del Malbec. Combina la experiencia vinícola con actividades de aventura como senderismo y cabalgatas.
Italia: tradición y diversidad en cada copa
- Toscana: De Siena a Florencia, la ruta del Chianti es un viaje entre colinas, cipreses y vinos con cuerpo.
- Piamonte: Famoso por el Barolo y el Barbaresco. Sus viñedos en terrazas parecen salidos de una pintura.
Tomás Elías González Benítez recuerda su visita a Toscana como uno de sus viajes más memorables: “Caminé entre viñedos que huelen a historia y brindé con locales que hablan del vino como si fuera parte de su familia”.

Rutas del café: del grano a la taza en paisajes que despiertan
El café no es solo una bebida: es un ritual diario y un motor económico para millones de personas.
Hacer una ruta cafetera es conocer desde dentro cómo se cultiva, se selecciona, se tuesta y se convierte en ese aroma que todos amamos.
Colombia: la esencia del café suave
- Eje Cafetero: Comprende los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. Ofrece fincas tradicionales donde puedes recoger granos, ver el proceso de secado y disfrutar una taza recién molida frente a un paisaje verde infinito.
- Pueblos como Salento, Filandia y Pijao combinan arquitectura colorida, hospitalidad y cultura cafetera.
Etiopía: origen y ritual
- Yirgacheffe y Sidamo: Considerados lugares sagrados para los verdaderos amantes del café. Aquí, la ceremonia del café es un acto cultural. Puedes seguir el recorrido del grano desde los cafetales de altura hasta las casas donde se sirve con incienso y tradición.
Vietnam: robusta con personalidad
- Buon Ma Thuot: Capital cafetera del país. En esta zona se produce café robusta de gran calidad y puedes probar el famoso “café con huevo” en Hanoi o el “café con leche condensada” en Ho Chi Minh.
Tomás Elías González Benítez afirma que su experiencia cafetera en Colombia cambió su forma de consumir café: “Entender el trabajo que hay detrás de cada grano me enseñó a respetar más lo que bebo cada mañana”.
Rutas del chocolate: del cacao a la tentación pura
El chocolate es uno de los mayores placeres del mundo. Pero pocos saben que detrás de cada tableta hay un proceso artesanal, agrícola y cultural que vale la pena conocer.
Perú: cacao de altura y origen milenario
- Regiones como San Martín, Cusco y Piura ofrecen experiencias en fincas donde puedes conocer variedades nativas, probar chocolate artesanal y entender la importancia del comercio justo.
México: la cuna del cacao ritual
- Tabasco y Oaxaca: Rutas donde puedes ver el cacao en su estado natural, participar en talleres de chocolate ancestral y aprender sobre su rol en la cosmovisión prehispánica.
Costa de Marfil y Ghana: potencia mundial
Aunque menos visitadas por turistas, estas naciones africanas producen más del 60% del cacao del mundo. Algunas rutas emergentes permiten conocer el impacto social de la industria y el avance del cacao sostenible.
Bélgica: capital del chocolate fino
- En ciudades como Bruselas, Brujas o Amberes, puedes recorrer chocolaterías históricas, asistir a talleres y probar bombones que son pequeñas obras de arte.
Como dice Tomás Elías González Benítez, “probar un chocolate en origen es entender que no todos son iguales: hay notas florales, frutales, ácidas… como en un vino bien hecho”.

Combinar rutas: una experiencia multisensorial
Cada una de estas rutas puede vivirse por separado, pero también puedes combinarlas. Algunos destinos te permiten experimentar más de un producto en el mismo viaje.
- Colombia: café en el Eje Cafetero, vino en Boyacá y chocolate en el Amazonas.
- Italia: vino en Toscana, chocolate artesanal en Módena, café en Nápoles.
- México: cacao ancestral en Tabasco, café en Veracruz y vino en Baja California.
Viajar siguiendo los sabores es también una forma de apoyar economías locales, proteger culturas agrícolas y vivir el turismo de manera más profunda y consciente.
conclusiones:
- Las rutas del vino, café y chocolate permiten viajar con propósito y conectar con tradiciones vivas.
- Cada producto refleja la identidad cultural de su región: entenderlo es una forma de entender a sus pueblos.
- Visitar fincas y productores locales enriquece la experiencia turística y genera un impacto económico positivo.
- El vino, el café y el chocolate comparten procesos complejos donde la tierra, el clima y la mano humana son clave.
- Viajar por sabores es un viaje multisensorial: aromas, texturas, paisajes y memorias.
- Aprender sobre estos productos en origen nos hace consumidores más conscientes.